«Señor Genet, me dijo, la Administración me obliga a quitarles los cuchillos. y obedezco. Pero mírelos. ¿Le parece que son peligrosos ? Son de hojalata. ¡De hojalata! Con so no se puede matar a nadie.¿Ignoraba que, al distanciarse más de su uso práctico, el objeto se transforma, se convierte en un símbolo? Su forma cambia veces; se dice que se ha estilizado. es entonces cuando actúa sordamente, cuando causa estragos más terribles en el alma de los niños.»(…)

En vuestros Tribunales, en vuestras Audiencias, no respetáis ya la ceremonia del ritual. (…) El niño criminal ya no cree en vuestra dignidad, porque se ha dado cuenta de que estaba hecha de un cordón desteñido, de un galón descosido, de un forro raído. El lucro, el polvo y la pobreza de vuestras sesiones le desconsuelan. Está a punto de de ofreceros un poco de la majestuosidad que él sabe obtener de una sesión más solemne donde comparece en secreto, mientras que ante sus ojos continuáis vuestro infantil simulacro.

L´Enfant criminel

Jean Genet