Tanto las simbologías ideológicas como las religiosas, que surgen a partir de las diferencias culturales, construyen barreras que delimitan la interrelación social del ser humano, hasta llegar a marginar a aquellas signadas por contenidos preconcebidos, y generados de hechos de la historia reciente.

En esta ocasión se construye un muro con una reproducción en escayola de los ladrillos utilizados en la india para la construcción de viviendas. Estos, vienen marcados con una esvástica, vista como talismán del buen augurio. En cambio en occidente, esta simbología de la buena suerte, tiene una connotación perversa y negativa bajo el estigma del nazismo.

La dicotomía de ambos significados provoca un juego con la percepción cultural del espectador, activando mecanismos de afinidad o repulsa. El espacio antes conectado, se cierra o bloquea con este muro de símbolos, que el público observará desde el desprecio. Se provoca un cierre de espacios, y con ello en cierre cultural y contradictorio en el pensamiento de un espectador que debe mirar y valorar al otro, más allá de su propia cultura